Cuenta la historia que en 1911 el P. Jacinto Bonaza viniendo a una reunión desde Canelos encontró en el poblado de Puyo un grupito de niños y empezó a dar instrucción, pero solo duró unos meses porque el Padre tuvo que ausentarse, el verdadero fundador de la primera escuela en Puyo es el Hno. Jacinto Loja, enviado por sus superiores en 1912 para acompañar al padre misionero por el Prefecto P.  Ceslao Moreno con residencia en Quito.

De manera oficial abrió la escuela el 4 de agosto de 1914, fiesta de Sto. Domingo, bajo cuyo patrocinio la puso a finales de 1917, había en la escuela 17 niños entre nativos y colonos los primeros alumnos son, Bernardo Pineda, Ignacio Vargas, Sebastián Cuji, Camilo Santi, Víctor Vargas, Elías, y Aurelio Vargas.
En 1920 pasa a ser dirigida la escuela por Jacinto Dávila, y años después algunos otros Padres como Luis Callet, Marcelino Páez y Humberto Mejía en 1934, posteriormente dio un notable aumentó por las obras de las vías de penetración que hizo la Compañía de Shell.

El P. Jaime Enríquez viene de Mera la escuela tenía 34 alumnos. Posteriormente en 1950 toma el nombre definitivo de Fray Álvaro Valladares en memoria del fundador de Puyo, en este año 1957, llego como profesor Fray Luis Caldas que estuvo todo el tiempo como maestro hasta su jubilación. En 1963 releva al P. Jaime Enríquez el P. Dalmacio Carrera hasta 1979.

Al principio eran las aulas de chonta y paja, 50 años después, hicieron una amplia construcción de dos pisos de madera y el techo de tejas.  Más tarde El Obispo Mons. Alberto Zambrano y después Mons. Tomas Romero se preocuparon de hacer un gran proyecto de costo muy elevado sacando la escuela desde la Misión en el parque al actual avenida  Alberto Zambrano y 9 de octubre, que dio como resultado en 1980 un Convenio con El Consejo Provincial del nuevo edificio, en principio era el proyecto de 19 aulas de las cuales 6 construyó el Consejo y la Misión Dominicana el resto con la ayuda de la iglesia de Munich de Alemania, tardo varios años en concluirse con un costo de más de 4 millones de sucres en aquel entonces, fueron varias las instituciones que colaboraron para finalizar esta magna obra.